07.11

¿A qué huele esta obra?

Por Diego Erlan

Sobre las paredes de la galería Praxis, unas cajas de madera con vidrio atesoran imágenes de colores. Algunas parecen rayones, otras remolinos, incluso hay una que podría ser el símbolo del caos. Un caos de color verde. El espectador se acerca, abre la caja y acerca su nariz hacia la imagen: “Menta”, dice una voz infantil. El espectador se aleja y dice que es cierto, puede ser menta, y gira la cabeza para que la voz infantil se corporice en un rostro y el rostro que surge a un costado tiene colmillos y una capa negra y los ojos pintados. Drácula sonríe. Drácula mide un metro cincuenta y sigue con su tarea de revelarle a sus amigos (un esqueleto, una princesa) a qué huele cada una de las diferentes obras que se extienden por toda la pared de la galería. Esta noche es Halloween. Esta noche se inaugura la exposición Vórtices aromáticos , del artista Martín Bonadeo, que se propuso en estas obras retratar la ciudad de Buenos Aires desde sus aromas. Hace diez años en una instalación, cuenta Bonadeo (Buenos Aires, 1975), introdujo el aroma de “madera podrida en agua de mar” para conseguir el olor a muelle. A partir de ese momento siempre incluyó en sus obras el sentido del olfato. Para Vórtices aromáticos le pidió a tres importantes perfumistas, alquimistas de las principales fábricas del aroma del mundo, IFF (International Flavors & Fragances Inc.), Firmenich y Givaudan, que consiguieran cincuenta aromas, a partir de una encuesta que él mismo realizó entre conocidos sobre los olores que caracterizan a la ciudad. Desde el agradable aroma del jacarandá, los del café o el chocolate, hasta los desagradables de la basura, el pavimento o el interior de un subte atestado de gente. A partir de ellos, Bonadeo empezó a crear, a mezclar los perfumes con acuarela y a dibujar, a encontrar la forma, el sentido. A crear, como él dice, paisajes olfativos. “Son obras que tienen un soporte físico con una baja resolución visual, pero con una esencia olfativa muy precisa que me transporta a lugares y tiempos muy puntuales. Esta muestra es un work in progress , en la que se exhibe resultado de un período de estudio y búsquedas en las que, acompañado por perfumistas, estoy trabajando mi inquietud por atrapar y reproducir sensaciones y memorias aromáticas”, explica el artista. No le interesa que la experiencia sea un juego donde se adivine el aroma sino que apunta a trabajar sobre la memoria episódica, a explorar esos mundos que se abren como se abre la caja y uno se acerca para explorar la nostalgia.

Revista Ñ, 7 de Noviembre de 2014

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