Mi madre me habló de un valle, una llanura una pampa verde, a la vez una pradera boscosa , quizás imaginé La novicia rebelde, las praderas de Heidy, el Paraíso de Brueghel, El Jardín de las Delicias de El Bosco, y esas asociaciones a un lugar inhóspito, desconocido, utópico, idílico, perfecto, de aquel relato. Sin más, podría afirmar a mis 7 años de edad, y ahora también por que no. Un Paraíso. ¿Qué es un paraíso?
“La palabra paraíso procede del griego παράδεισος, paradeisos (en latín paradisus), usado en la Septuaginta para aludir al Jardín del Edén. El término griego procede a su vez del persa paerdís, ‘cercado’, que es un compuesto de paer-, ‘alrededor’ (un cognado del griego peri-) y -dis, ‘crear’, ‘hacer’. Fuentes tan antiguas como Jenofonte en su Anábasis (siglo IV a. C.) aluden al famoso jardín «paraíso» persa. Así, su significado original hace referencia a un jardín extenso y bien arreglado, que se presenta como un lugar bello y agradable, donde además de árboles y flores se ven animales enjaulados o en libertad.”
Eso afirma Wikipedia y no dista en absoluto de la construcción de mi paraíso, ¿quién lo conoce? ¿Quién ha estado ahí? ¿Quién podría negar la existencia del mío, su naturaleza y su forma?. Del que hablo, fue montaña, valle dorado, plateado, fucsia, turquesa, negro, a veces blanco. Sin animales, sin Adanes y sin Evas, y a veces, a veces existe.
Cuando el paraíso se hace presente parecen abrirse espacios en medio, senderos que invitan a entrar. Donde también se puede ser jungla, valle o montaña. Ahí donde habitan rocas de variadísimas formas. La mirada se dirige a la derecha, a la izquierda, al sur, al norte, en verdad no importa a que distancia contemplar ni dónde. Aún con tiempo brumoso, hasta el momento en que las cimas dejan de ser visibles las rocas resplandecen entre ellas con un brillo interno, parecen respirar. Se confunden como olas y a la lejanía se mimetizan entre los reflejos.
Asoma ahora el inmenso ciclón cuando toda la masa liquida está cubierta. Entonces el agua, entonces la lluvia. Me convierto en océano. Regreso.