julio 31, 2024 - octubre 16, 2024

Federico Telerman | Duermevela

Una serie de presuntos paisajes aparece frente a nosotros. Digo presuntos porque la abstracción permite infinitas lecturas, pero los colores remiten a un amanecer, a un anochecer. La pintura de Federico Telerman sugiere, no obliga. La sensación es la de estar en un espacio conocido y desconocido a la vez. El espacio es etéreo, poco pesado. Duermevela.

Aquí, no se distingue qué es real y qué inventado. Lo que sí puedo asegurar es que las obras que conforman Duermevela son íntimas, producto de una búsqueda larga y personal. Hace muchos años que Federico pinta con sus manos. El cuerpo entero es su pincel. La tela de gran formato le da el espacio necesario para expresarse sin límite alguno. Esta técnica es la que le permite dotar de movimiento y vida a los colores. Pero esta serie va un poco más allá. El trazo de sus dedos está más visible que nunca. Y eso es lo que transforma a las obras en experiencias personales.

Para contemplar estos acrílicos, es necesario detenerse y concentrarse. Exigen salirse del tiempo corriente, del apuro. El ejercicio de verlas me hace acordar al primer párrafo de Los nadadores nocturnos de Peter Rock: “Nadar con otra persona –en aguas abiertas, de noche, una larga distancia sin detenerse- es como salir a caminar sin el peso, sin la presión de mantener una conversación, de tener que sacar afuera lo que está adentro. Imaginate estar con alguien en una habitación en silencio, la tensión en el aire; el agua es más densa y no podés hablar, no podés dejar de moverte. Vas acompañándote en el esfuerzo, solo ves la silueta del brazo o de la cabeza del otro un segundo, cuando girás la cabeza para respirar, lo suficiente para asegurarte de que no estás solo del todo”.

Me gusta pensar que la experiencia inmersiva de estas obras es como la de nadar a oscuras con alguien. Sin presión, en un espacio ligero. Sin hablar, en silencio. Pero siempre con algo o alguien ahí: con el gesto del artista presente en cada trazo, con el peso de toda la tradición impresionsista detrás.

Duermevela quiere decir sueño ligero, ese en el que se encuentra quien dormita, o quien recién se levanta. Es ese estado donde los límites entre lo onírico y lo real se mezclan. Es donde la superficie y el agua no se disciernen. Es un momento de vulnerabilidad, donde estamos más permeables a absorber las impresiones del color y el movimiento. Federico se ocupa de suspender el tiempo. A nosotros solo nos queda flotar.

Lucía Matusevich
Buenos Aires, Julio 2024

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Sofía Quirno

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