La obra es una experiencia acumulativa, plantea un juego con el tiempo.
Empecé estas obras años atrás, son algunas de varias que fui abandonando. El aislamiento me llevó a revisar material descartado y encontrarme con procesos de años anteriores y con la pregunta: ¿cómo conviven todos ellos en mí?.

Es una obra diacrónica: aparecen vestigios o partes de cada momento donde fue
retomada. Y es sincrónica: los elementos, aparentemente inconexos entre sí, convergen, mostrando que lo inesperado o diferente puede o es capaz de convivir.

Es una narración de múltiples capas sin sentido finalista.
La dilatación del tiempo fue necesaria para que los distintos sucesos dialoguen.

Atrás de periodos melancólicos y solitarios, puede emerger una fuerza primaria
liberadora y luminosa, y a veces tan brutal que traspasa la conciencia sin dar tiempo al análisis.
Los colores, las formas que emergen, se superponen, se apoyan, se potencian.
Lo importante es la energía que se genera en lo que se une a través del tiempo.
Incluso de un tiempo anterior a mí.

Carina López Winschel nació en General Pico, La Pampa, en 1971. Estudió Arquitectura en la Universidad de Belgrano y Diseño en ABM Escuela de Diseño. Realizó exposiciones en Praxis New York (Estados Unidos), Open Studio (Uruguay), entre otros. Obtuvo una mención en la Bienal Areatec (2018) y fue seleccionada por el Salón Nacional Palais De Glace (2017) y el Salón Nacional Gran Premio Banco Provincia (2017).