22.11

Romina Salem

Romina Salem Taborda vista a través de otros artistas

http://www.praxis-art.com/exposicion/romina-salem-2

“¿Cómo suena un azul furioso sobre un plateado lunar?” es la más reciente muestra de la reconocida pintora Romina Salem Taborda. Dos paredes componen la exhibición, dos maneras de pintar, dos manifestaciones que se complementan. Una en apariencia más espontáneo en oposición a otra más planificado. Eso también atrajo la atención de del artista Tomás Espina.

Él conoce a Salem Taborda desde 2005, tras una inauguración. Si le toca elegir entre esas dos manifestaciones, comenta que “me gusta más la Romina más rockera, que no le tiene miedo a la putrefacción, a la supura, a la pintura visceral”. Pero “ella también tiene un mundo que la acompaña que viene de un tradición más elegante, más cuidadosa; siempre me peleo con ella: para mí no hay que poner más ni dorado ni plateado en la hoja de sus pinturas”, comenta con tono amistoso.
En el caso de Leo Trombeta, quien también es su pareja, no hay tanta diferenciación pero sí nos ayuda a remontarnos a otra época de la pintora, cuando ella “pintaba con acuarelas y vi cómo evolucionaba con el tiempo y está buenísimo lo que hace”.

¿En qué consiste esa evolución? En la incorporación de nuevos elementos, esos que reconoce Espina y que Trombeta detalla: “Ahora está pintando sobre hoja dorada o plateada, con óleo, con mucha textura. Ya la técnica es diferente; fue evolucionando con los colores, con la profundidad, con la pincelada. Se fue soltando”.

Por sorpresa, Benito Laren explicó que es la primera vez que tiene contacto directo con la obra de la artista, aunque desde hace un par de años sostienen una amistad. “Me sorprendió con los colores que usa; es extraño, porque yo hago otro tipo de pintura completamente distinto”.
¿Compagina la personalidad con el quehacer artístico? “Si Romina no fuese como es, no haría lo que hace. Es muy amable, muy familiar, una persona divina”. Laren se decantó por los cuadros plateados y dorados, porque “parecen una secuencia fílmica. El tamaño de la obra es muy bueno para representar”.
En cambio, Ángel Gabriel vuelve al lado opuesto de la sala, destacando lo lúdico de las pinturas opuestos al plateado y el dorado. “Y claro que es visceral, cuando hay esa fuerza en un cuadro, es visceral. Pero no dejo de ver lo lúdico y eso me llama la atención”.

Sobre esa oposición de estilos, Romina nos explicó que “todo fue hecho al mismo tiempo. Pude hacer una porque logré descargar con tanta ‘’falta de control’ en la otra. Hoy no existiría uno sin otro”.

¿A través del tiempo cambió su visión del arte? “Creo que se fue enriqueciendo, no tanto cambiando; fue madurando, poniéndose más seria, sabiendo que podía jugar bien libre; la técnica está, así que lo otro tiene que ser alma y trabajo. Maduró pero no cambió”.
Tomamos una pregunta que Ángel Gabriel le gustaría hacerle a la pintora: ¿qué viene? Ella nos comentó estar interesada en “la tela fuera del bastidor y sus movimientos sobre la pared. Pero no tengo mucho más pensado. Me acabo de vaciar”.

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