Cada cual, cada cosa, tiene su modo de aparecer, de emerger, de florecer. Nos toca un gesto, un estilo, un ritmo, un impacto, un destello. Una manera de estar en relación.
Aquí, aparecen unos cuerpos por su manera de desvanecer; por su modo de relucir para hacerse imagen en una fotografía, sin tanta claridad tampoco.
Otros por su manera de caer hacia arriba, de entrar en colisión, de apoyarse sin reposar, de empujar el aire con el metal moldeado, derretido y luego solidificado, en una escultura.
Nada tan distinto, y nada tan parecido. Lo que, probablemente, hace a una hermandad.
Marie Bardet